jueves, 3 de diciembre de 2009

LAS PALMERAS SALVAJES by William Faulkner

Más rebeldía en esta novela de William Faulkner fechada en 1939  respecto a la concepción de la vida, el trabajo y el amor que en la mayoría de las actuales y eso que ya cambiamos de siglo. Muy pocas excepciones, cito una significativa ninguneada a menudo por el panorama español: Belén Gopegui.
El escritor americano que revolucionó estilísticamente la novela y dejó una herencia formal bajo la que se desarrollaría la novela moderna  no hizo "sólo" eso, desde sus páginas se lucha por comprender la vida en las primeras novelas, luego  en las más maduras no únicamente por comprenderla sino  también  por redefenir tanto la vida, el trabajo, la libertad como el amor. Frases como "nos acostumbramos a trabajar antes de saber para qué" o
William Faulkner, premio nobel de literatura 1949

cuestionarse porque sólo puede uno dedicarle 8 horas  diarias al trabajo remunerado y no al amor, a escribir, a pintar, a vivir... dan testimonio de su rebeldía ante las condiciones que le pone a uno  la vida y del derecho del individuo a desafiarlas aunque su destino sea la derrota.
Las Palmeras salvajes y en general la obra de Faulkner son alimento de toda una vida y también para el proyecto de largometraje Picnic en la carretera en el que también se parte de la idea de que en este mundo se ha erradicado la posiblidad del amor.
Allá van unas citas del maestro de los maestros.


Hace poco descubrí que la haraganería engendra nuestras virtudes, nuestras más tolerables cualidades; contemplación, ecuanimidad, pereza, dejar en paz al prójimo; buena digestión mental y física; la sabiduría de limitarse a placeres carnales: comer y defecar y fornicar y sentarse al sol, porque no hay nada mejor, comparable, ninguna cosa mejor en este mundo sino vivir por el corto tiempo en que se nos presta aliento, estar vivo y saberlo - ah, sí, ella me enseño eso, me marcó también para siempre - nada, nada. Pero hace poco he visto claro, sacando la conclusión lógica, que una de las virtudes primordiales - ahorro, aplicación, independencia- engendra todos los vicios - fanatismo, entrometimiento, suficiencia, miedo y lo peor de todo, decencia-. Nosotros, por ejemplo. Porque el hecho de ser solventes por primera vez, de saber con seguridad de dónde vendría la comida de mañana (el maldito dinero, demasiado: de noche nos quedábamos despiertos planeando cómo gastarlo; para la primavera ya andaríamos con prospectos de compañías de vapores en los bolsillos) me había esclavizado y entregado a la decencia como cualquiera.(113 p.)


No son las circunstancias las que eligen nuestras vocaciones, es la decencia la que nos convierte en quiromantes y dependientes y pegadores de carteles y motoristas y escritores de novelones. (114 p.)



Porque en este año de gracia de 1938 no hay lugar para el amor. Me atacaban con su dinero mientras dormía porque era vulnerable en el dinero. Luego desperté y rectifiqué el dinero y pensé que los había vencido hasta esa noche en que descubrí que Ellos me atacaban con su decencia y eso era más difícil de vencer. Pero ahora ya no soy vulnerable ni en la decencia ni en el dinero, así que ahora tendrán Ellos que encontrar alguna otra cosa para forzarnos a aceptar el molde de la vida humana que ahora ha evolucionado hasta prescindir del amor - aceptar o morir.(118 p.)

-Por eso tengo miedo.Porque Ellos son astutos, malignos. Tendré que serlo; si nos dejaran vencerlos sería como permitir el asesinato y el robo no descubiertos. Claro que no podemos vencerlos; estamos destinados a la derrota; por eso tengo miedo. Y no por mí. (118-9 p.)

Somos nosotros. Es el amor si quieres.Porque no puede durar. No hay lugar en el mundo para él, ni siquiera en Utah.Lo hemos eliminado. Nos ha tomado largo tiempo,pero el hombre es ilimitado en invenciones, y nos hemos librado del amor como nos hemos librado de Cristo. (115 p.)