jueves, 11 de noviembre de 2010

THE SUBTERRANEANS - Kerouac

Estoy de acuerdo con lo que dice Henry Miller en el prólogo de The Subterraneans de Kerouac de 1959:
"Creedme,no hay nada limpio, nada saludable, nada prometedor en esta época de prodigios; nada, excepto seguir contando lo que pasa. Kerouac y otros como él serán probablemente los que tengan la última palabra."
Aunque On The Road es la novela más famosa de Kerouac, yo le tengo muchísimo cariño a The Subterraneans, narra la segunda fase de los beats y es muy autocrítica, tiene pasajes poéticos impresionantes y aunque en ella todo parece haber dejado de ser posible, late la tensíón que más me hace amar a Kerouac y que probablemente después de los éxtasis en que todo parecía (más fácilmente) posible sea lo que nos empuja a contar lo que pasa y es el drama sin resolver de estas vidas obligadas que nos toca vivir y la tragedia que él narró y vivió y ahora nos toca narrar y vivir a otros, sobre todo a los poetas y a los visionarios, que también debiéramos insistir en tener la última palabra porque aunque parezca descabellado, todo es posible y ese debe ser nuestro mensaje y nuestra aspiración: debatirse entre la desesperación más absoluta y tener las ilusiones más descabelladas. No hay que renunciar nunca a las ilusiones más descabelladas, hay que buscar el camino que nos lleve a hacerlas realidad, aunque el mundo que nos rodea sea repugnante y promulgue y dé ventajas a otros valores. Aunque nos las hagan pagar caras.
Al mismo tiempo creo que Kerouac es más intimista, está más solo, más atento a su verdad y más consciente de la oposición a la que se enfrenta e inicia de forma más radical su desnudez incluido el autocuestionamiento, deja de comportarse como si fuera el centro del mundo y su poética del desarraigo empieza a pegarle duro a él mismo, va hacia el núcleo y se hace más fuerte y ve mejor lo que lo rodea. Creo que Kerouac encuentra al tú, gracias a su amante rítmica, Marnou, una verdadera desarraigada. Y descubre tarde que era la vida.

La aparición de esos rostros entre la multitud:
Pétalos sobre una húmeda rama negra. (Pound)

Contemos lo que pasa. Escribamos contra todo. Tengamos las ilusiones más descabelladas y no las entreguemos al mejor postor ni dejemos que las fagocite el sistema. Que sean grito.
Creo que hay muchos poetas y gentes que lo están haciendo ahora mismo. Actualmente también hay muchos subterráneos en circulación y ojalá sean los que tengan la última palabra, este tiempo que nos toca vivir tampoco es ningún prodigio. Peleemos por la vida.
"La cosa principal que hay que hacer cuando nos levantemos es cargarse un peso sobre los hombres para amar el día y todo lo que nos ocurra, ser un muchacho feliz, como cuando íbamos a la escuela, y seguir siéndolo hasta los ochenta años. El resto es el Paraíso..." (Kerouac)






miércoles, 26 de mayo de 2010

REFERENCIAS CINEMATOGRAFICAS PRINCIPALES DE PICNIC EN LA CARRETERA

L'Amor Fou. Jacques Rivette. 1969. El director de la Nouvelle Vague que no se dejó apartar de lo que buscaba y lo buscó con más ahínco de la manera más personal.

EL LADO OSCURO DEL CORAZON de Eliseo Subiela
Amor loco y entrega o el personaje FUENTES y los intentos de los protagonistas de echar a volar desde sus vidas a la deriva (porque el amor solo se puede hacer volando O. Girondo)


Locuras transitorias a pie de carretera



PARIS, TEXAS de Wim Wenders
Paisajes y atmosferas PARIS, TEXAS con sonido subliminal (a la Ry Cooder) transportadas a la autovia y a Castelldefels



Los dos inolvidables protagonistas: JANE y TRAVIS inspiran a FUENTES Y A GUADALUPE, LUIS Y CRIS Y CARLA, RUBEN Y ELENA, TONI Y VEGA Y LAURA





domingo, 16 de mayo de 2010

PICNIC EN LA CARRETERA - NOTAS

PICNIC EN LA CARRETERA es un largometraje necesario como lo fue en su día DANCERS IN THE DARK del director danés Lars von Trier. En cierto modo se puede decir que lo que las une es el subtexto y si bien en Dancers in the Dark se canaliza a través de un caso individual y en Picnic en la carretera se hace a través de un caso de crímenes en serie lo cierto es que en ambas el subtexto señala las atrocidades que se cometen por mantener el status quo en nuestras sociedades más desarrolladas y su impunidad o el vacío legal, moral e incluso clínico que lo permite.
Una propuesta de ese calibre requiere para alcanzar al gran público de una codificación genérica popular que Trier resuelve usando el género de los musicales combinado con el drama, mientras que en Picnic en la carretera se opta por el género de thriller en su versión más trillada y popular de los asesinatos en serie combinándolo también con el drama.
Donde Lars von Trier enfrenta dos puntos de vista de lo "necesario" que en su confrontación desembocan en tragedia (una tragedia que es la de nuestros días), se opta en Picnic en la carretera por enfrentar dos puntos de vista de lo "enfermo" en nuestras sociedades capaces de demonizar como mal, enfermo, asocial al "psicópata que mata movido por una pulsión sexual", que asesina bajo un patrón comportamental repetido, pero no dispuestas a reconocer la enfermedad del "psicópata que mata movido por una pulsión de lucro, de violencia económica, de sed de poder"  que sentado tras las mesas más poderosas del mundo toma decisiones que cuestan muchas vidas, las vidas, siguiendo siempre el patrón comportamental repetido de aumentar el margen de beneficios. Esta tragedia no es menos actual. Es el eterno cuento del bien y el mal que se cuenta la sociedad desde su axioma del bien para autobendecirse y continuarse sin cambiar a pesar de su sistema fallido y no concebido para todos, sin sitio para todos, la fábula de la salud y la enfermedad que crea ovejas negras,  psicópatas, demonios y brujas y los expulsa de lo social llamándolos enfermos como de un paraiso del que todos ellos, naturalmente, son apóstatas, no creyentes.
El objetivo en ambas es el mismo: evidenciar la trampa de la doble moral. Evidenciar nuestro sí tácito a los crímenes en serie cometidos por los enfermos de poder que revierten en beneficio de nuestras economías, en nuestro beneficio.
Picnic en la carretera intenta añadir un subtexto matizante a ese subtexto principal cobijado en la trama thrilleriana por medio de las microtramas dramáticas. Es un segundo sabor que en cierto modo viene a poner en tela de juicio al primero, es decir, a poner en tela de jucio el hecho de que esos asesinatos legales reviertan verdaderamente en nuestro beneficio y lo hace mostrando como esas impunidades consentidas por todos tienen también efectos no deseados en nuestras vidas individuales, mostrando  que el precio que se paga, por ejemplo haciendo concesiones en las relaciones interpersonales, en el amor, es demasiado alto y como ese cálculo y ese frío no está tan bajo control como se nos quiere hacer creer: nos están cambiando, nos están haciendo insensibles. 
Hanecke dio con ese mismo sabor  título a una trilogía: "VERGLETSCHERUNG DER GEFÜHLE". Picnic en la carretera es un largometraje que narra el despertar en una pesadilla  de otros y el atisbo de sueños y realidades propios. 



 

jueves, 4 de marzo de 2010

BIZARRE BIRDS FILMS S.L.

por fin ha nacido. Su inscripción como empresa se fecha el 16/02/2010, tomo 41705, folio 22, hoja B-394006, inscripción 1.
Ahora trabajamos en la web: www.bizarrebirdsfilms.com
Os seguiremos informando!!!

domingo, 28 de febrero de 2010

LA CINTA BLANCA - Nueva denuncia de Haneke



Si Lars von Trier representó su microcosmos en Dogville como un mundo poblado únicamente por seres humanos reduciendo el entorno real a simples líneas de croquis para adentrarnos en el oscuro macrocosmos de la sociedad de manera económica, eficaz y distanciada a un tiempo a la manera brechtiana, Haneke elige una bella fotografía en blanco y negro y el entorno rural idílico de un pueblo de Brandenburgo a principios de siglo.
Con sus elecciones estéticas, ambos nos evitan el espejo y apartan posibles distracciones y empatías para ofrecer los actos humanos en su desnudez pero su intención no es otra que la paulatina denuncia de un brutal estado de las cosas y unas execrables relaciones de poder subyacentes en nuestras sociedades que permiten el sometimiento de las personas en su estado social hasta negarlas y reducirlas a simples objetos del capricho de aquéllos que con doble moral, severo cálculo y perversión representan la autoridad y definen el bien de la comunidad. puesto a su servicio y al de sus intereses. Tanto Dogville como La cinta blanca tienen algo de radiografía en sus fotogramas.


Numerosas reseñas han querido ver en La cinta blanca el perfecto retrato de las raíces del fascismo ubicado en ese pueblo protestante del Norte de Alemania, el desfile revelador e hiptnótico por el mundo de la ira, el honor, el desprecio del otro, el abuso de poder,... bajo el prisma del pasado, de la antesala de la guerra, de unas relaciones pseudofeudales, del nazismo, del marco rural. Otras se lamentan de un plot policíaco sin resolver. Son dos lecturas fáciles y cómodas que espantan los fantasmas inoportunos, las sombras de la sospecha que revolotean un instante sobre todos nosotros, sobre nuestras sociedades modernas y su bien de la comunidad hecho a la medida de unos pocos, tergiversado caso a caso, manipulable para mí pero no para ti, para mi hijo pero no para el tuyo, la misma casa de putas y campo de cultivo para las estructuras de dominación al fin y al cabo a que vamos dando distintos nombres democracia, sociedades plurales, liberté, egalité, fraternité...sin modificar sustancialmente el paisaje.
¿Qué historia se nos cuenta? Desde dos narradores uno omnisciente a nivel espacial, la cámara-eye, y otro humano, el maestro que narra desde la distancia de los recuerdos se nos cuentan los misteriosos hechos acaecidos en el pueblo protestante ficticio Eichwald en el Norte de Alemania en el año 1913/14 bajo el imperio alemán: hombres como el pastor, el médico y el barón ostentan el poder y disponen de las vidas de hombres, mujeres y niños. El severo pastor hace llevar a sus hijos durante semanas una cinta blanca atada al brazo como recuerdo de la virtud perdida hasta que demuestren haber vuelto a su senda por travesuras típicas de su edad adolescente. El médico que cuida con dedicación a sus pacientes y goza del respeto de la comunidad, desprecia y humilla a la comadrona liada con él en secreto hasta morbosa crueldad e incluso abusa sexualmente de su hija, mientras el barón y señor feudal trata despóticamente a sus temporeros en los que sólo ve animales de carga y utiliza el mismo despotismo del que sabe quién manda aquí para reprimir a su mujer.
De repente empiezan a suceder hechos misteriosos: un hilo tensado entre dos árboles provoca una grave caída del caballo al doctor. Una campesina muere en la serrería. El día de la celebración de la cosecha alguien destroza el huerto del barón y secuestra a su hijo que aparece al día siguiente atado y maltratado. Un granero es incendiado. Sólo cuando se secuestra al hijo retrasado de la comadrona y es encontrado con graves heridas, se comunica la situación a la policía.
Sólo después del brutal asesinato del pájaro del pastor sospecha el pastor de su hija y su hijo. También el maestro tras un extraño encuentro con los hijos del pastor y atando cabos llega a la misma conclusión y por eso visita al pastor para comunicarle su sospecha. Es entonces cuando el pastor, viendo caer la sospecha sobre sus hijos e indirectamente sobre él, amenaza al maestro para que no diga nada. El maestro calla y los culpables no son descubiertos. La película termina cuando un atentado al sucesor del trono austro-húngaro Franz Ferdinand en Sarajevo provoca la declaración de guerra a Serbia. Entonces el maestro nos cuenta que se quedó todavía en el pueblo mientras sirvió en la guerra, pero que luego lo abandonó y no volvió a tener contacto con sus habitantes.

Es el paisaje de la doble moral y del aniquilamiento del otro. Haneke nos muestra las dos caras de la moneda en La cinta blanca y como el orden de fuerzas se reduce en jerarquías de dominador o dominado y sobre todo niega las otras posibilidades, la verdadera libertad de elegir y de ser.
Por eso, nuestra perspectiva es omnisciente y no sólo asistimos a los hechos misteriosos que empiezan a suceder y alteran la vida del pueblo. Nosotros asistimos a todos los crímenes, también a los que suceden bajo los techos de las casas y son la vida del pueblo y no nos cuesta reconocer a través de los castigos de los niños la doble simetría, la figura podrida del poder, de la dominación, perpetuándose. Pero a pesar de reconocerla no nos la aplicamos, que no espere nadie eso de nosotros. Antes inventaremos estrategias banales para conservar un pájaro, como hace el niño, adaptándose como nosotros nos adaptamos, optando por la vida más benévola, la del autoengaño, la pseudolibertad, la esclavitud satisfecha, la felicidad a medias.

La cinta blanca no es Wolfzeit. No hay excusas. No son actos que se suceden en medio del caos, sino en un orden severo y teóricamente civilizado. Por eso La cinta blanca nos alcanza de pleno en el pecho y nos agita. Lo superaremos, pero reconocemos momentos de esa anatomía del sometimiento. Continúa vigente en la filmografía de Haneke el leitmotiv de su primera trilogía "Vergletscherung der Gefühle", la ausencia de sentimientos para el otro, el desprecio por el otro, el sometimiento del otro a cualquier precio y ese es nuestro legado también para las siguientes generaciones cuando nuestro legado pudiera ser lo sagrado del otro, el milagro del tú como posibilidad tanto de enajenamiento como de reconocimiento, de comunicación de igual a igual, en libertad con amor con la misma responsabilidad, cuidado y sentimiento que se dispensan al propio yo y a los que éste llama "suyos". Si todos los otros fueran también los "nuestros" nuestras sociedades modernas avanzarían en su "progreso" tecnológico quizá algo más lentamente, se generaría menos de esa riqueza tan alabada pero que parece no servir de mucho a la vista de nuestros tiempos, pero el progreso de los sentimientos saldría de su congelamiento que los acerca a tiempos de depredación y conquistaríamos nuevos territorios del corazón y de la humanidad. Seríamos, sin duda, más humanos y quizá hasta recuperaríamos la ilusión y el coraje de un presente y futuro conjuntos. Para todos.